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HISTORIA DEL GABINETE DE FÍSICA Y QUÍMICA

INTRODUCCIÓN

El Instituto “Padre Luis Coloma” inició sus actividades en 1838 como colegio de Humanidades, alcanzó la categoría de Instituto local en 1842 y en 1850 llegó a ser Instituto provincial.

La protección económica de Juan Sánchez, bodeguero de Jerez, que en su testamento había dejado un fuerte capital para la fundación en la ciudad de un centro de enseñanza que preparara a los estudiantes para ir a la universidad, le proporcionó una situación desahogada que le permitió ir adquiriendo materiales modernos y de calidad que facilitaban y mejoraban la enseñanza.
Se iniciaron colecciones de aparatos y objetos didácticos que se exponían en gabinetes especializados por asignaturas. Se hizo tal esfuerzo que se consiguió que el Instituto fuese un centro de referencia entre los Institutos de la Nación. Luego, en su larga historia, aunque perdió las asignaciones económicas del principio, las bases iniciales permanecieron y el espíritu de superación imperó siempre de tal forma que el afán por poner al día los gabinetes y el prurito de conservar la bien adquirida fama de centro bien dotado, llevó al Instituto a ímprobos esfuerzos de mantenimiento y mejora. (Mª Dolores Rodríguez Doblas: El Instituto Padre Luis Coloma, 150 años de historia. BUC, Jerez 1989).

Para nosotros, profesores del último cuarto del siglo XX en el Instituto Padre Luis Coloma, la presencia en el centro de un gran número de aparatos antiguos de Física nos ha llevado durante mucho tiempo a plantearnos la finalidad de los mismos, su utilización y, sobre todo, la mentalidad y la ideología de un profesorado que desde mediados del siglo IX mantenía y acrecentaba aquellas colecciones. El camino ha sido largo de recorrer. Al principio todo era un caos, muchos aparatos estaban mal guardados y en desorden, porque ¿dónde se guarda en un instituto un material como éste? Primero hubo que identificarlos, la enseñanza de la Física actual ha cambiado tanto que casi todos se habían quedado obsoletos, y proceder a la recomposición de muchos ya que estaban descompuestos o deshechos; al mismo tiempo buscamos información sobre dichos aparatos en catálogos de laboratorios, en libros de texto antiguos y otros documentos que nos pudieran informar sobre las adquisiciones de los aparatos, el precio, sus lugares de procedencia… No podemos olvidar el proceso de limpieza que hemos realizado de unos aparatos, que por el tiempo que tienen y el uso que se hizo de ellos, habían acumulado una buena capa de polvo adherida por la humedad, por los productos químicos, etc. Y por último ha sido necesario mucho tiempo para instalarlos con el sentido propio de la asignatura para la que sirvieron.

En este apartado exponemos el estado actual del proceso y resultados de nuestras investigaciones. Junto a los libros de texto del siglo XIX y los catálogos de los fabricantes, han sido fundamentales los Libros de Cuentas y las Memorias anuales del Instituto de los siglos XIX y XX.
El trabajo nos ha servido para profundizar en el proceso de evolución histórica de la Física en los dos últimos siglos. Pero sobre todo ha sido motivo para trabajar con nuestros alumnos que, sintiéndose protagonistas de su propio aprendizaje, fueron colaborando, generación tras generación en la localización de los aparatos y de los libros de texto y en la organización y consulta del archivo. Todo ello ha dado lugar a la realización de un conjunto de actividades (semanas culturales, conferencias, exposiciones) que han sido la base de nuestro método de enseñanza y que nos ha dado gran número de satisfacciones y posibilidades educativas. En distintos cursos hemos participado en concursos de
Historia de la Ciencia con nuestros alumnos, diversas publicaciones recogen nuestros primeros trabajos, además de colaborar en programas de televisión, etc. (Convocatorias de Arqueología Industrial por el Museo de la Ciencia de Madrid, revista “ Andalucía Educativa” de la Delegación de Cádiz, Diario de Jerez, Reportaje de TVE sobre Arqueología Industrial y en Canal Sur en el “Club de las ideas”)

El mismo hecho de que hoy dispongamos de un local para instalar las colecciones de Física, Química y de Historia Natural es un resultado más de nuestro proyecto que, aunque de lento cumplimiento, a lo largo de los años ha sido constante en su ejecución, en el que participaron muchos profesores y que ahora culmina con la apertura de este
pequeño museo, que nos colma de satisfacción y resume gran parte de nuestra vida docente.

UNA ASIGNATURA NUEVA: LA FÍSICA Y QUÍMICA

1.Legislación

A mediados del siglo XIX quedó reglamentado el conjunto de materias que habría de tener el Bachillerato. Junto a la materias tradicionales aparecieron materias nuevas en los estudios de Secundaria, conocimientos necesarios en los nuevos tiempos que se vivían en Europa Occidental con la Revolución Industrial. La Ilustración había hecho que se
valorase el estudio de las Ciencias: la Física, la Química y el Estudio de la Tierra. Estas materias habían entrado a formar parte de los conocimientos que tenían que adquirir los jóvenes para ingresar en la Universidad.

La legislación tituló la asignatura de Física como “Elementos de Física con algunos elementos de Química”. Se impartía en el último curso del Bachillerato, tanto en la ley Pidal (1845), que se estudiaba en 5º curso, como en la ley Moyano (1857), que se hacía en 6º, porque en esta última ley el Bachillerato se alargó un curso más. Las clases de esta materia eran diarias y tenían una duración de una hora y media. A la semana un total de nueve horas.
En el título VI de la sección 3ª del Plan Pidal (1845) se decía con qué medios de instrucción deberían contar los establecimientos públicos:

  • Aulas capaces, claras y ventiladas.
  • Asientos dispuestos en anfiteatros.
  • Cátedra del profesor en alto para que éste pueda descubrir a todos sus discípulos y ser oído con claridad.
  • Biblioteca.
  • Archivo.
  • Materiales de apoyo en Matemáticas, Geometría, Historia, Geografía, Historia Natural.
  • Física y Química tendrían:. Un gabinete de Física con todos los aparatos que se exigen en la enseñanza elemental de esta ciencia. Un laboratorio de Química con los aparejos y reactivos necesarios. Un patio donde se pudieran hacer las operaciones químicas que exigen el aire libre.

Con la ley Moyano (1857) se publicó el Reglamento del 22 de Mayo de 1859 que en el Capítulo III, Artículo 4º dice: “… habrá además en los Institutos un Gabinete de Física y un Laboratorio químico con los aparatos e instrumentos indispensables para dar con fruto esta enseñanza”.
En el Artículo 19 dice : “La dirección general de Instrucción pública formará catálogo de los objetos propios para la enseñanza de cada una de las asignaturas indicadas en el artículo anterior, a fin de que los directores se ajusten a ellos en las adquisiciones que se hagan”
Se entendía que habían de ser materias muy prácticas, aplicables a los fenómenos naturales, de fácil experimentación y donde la aplicación del razonamiento fuera constante. Nacieron unas materias que desde el primer momento se calificaron de Experimentales y que requerían unas metodologías nuevas donde los alumnos con sus profesores experimentasen todos los fenómenos estudiados. A partir de esta idea, surgirán métodos nuevos donde la puesta en práctica de los conocimientos había de ser inmediata por ello se hicieron necesarias instalaciones donde se expusieran los aparatos e instrumentos de Física y Química a las que se les llamó Gabinete de Física y Laboratorio de Química; se instalaban en grandes salones donde los materiales y aparatos se agrupaban por temas en vitrinas. El Gabinete de Física y el Laboratorio de Química eran los lugares donde el profesor prepararía y manipularía los aparatos de las demostraciones que tenía que hacer en el estrado ante la admiración de los alumnos.

2. La Física y Química “Reinas del mundo actual”

En el siglo XIX, en las Memorias Anuales del Instituto de Jerez se llama a la Física y a la Química las “Reinas del mundo actual”. Se las considera así por “los continuos prodigios y avances que experimentan estas ciencias venciendo la fuerza y la materia”. Los profesores son conscientes de los avances industriales del mundo europeo y ello repercute directamente en sus programas y en las nuevas maneras de trasmitir estas materias. Materias consideradas como “Asignaturas Nuevas” , que habían invadido el campo de las tradicionales como el Latín, la Filosofía, la Teología que desde la Edad Media venían siendo estudiadas para ingresar en las universidades.

Se plantean si estas materias nuevas de Ciencias serían tan inamovibles como las tradicionales de Letras, pues avanzaban tanto que los adelantos impedirían la permanencia de los grandes descubrimientos que a su vez serían superados por otros nuevos. Llegaron a creer que la Física y la Química no perdurarían igual después de un siglo pues las teorías de Watt, Lavoisier o Laplace habrían sido superadas y nadie las conocería. Sin embargo, esto no ocurriría con las materias de Letras, que siempre persistirían pues “Homero, Virgilio, Cervantes no han perdido un ápice de su gloria y sus obras literarias pueden aumentar su brillo con el transcurso del tiempo”. Recomiendan, por esto, que las Ciencias y las Letras se ayuden mutuamente y que en la Educación no se debería favorecer más a las Ciencias que a las Letras por los perjuicios que esto acarrearía (Memoria de 1861, pronunciada por D. Julián Pérez y Muro, director del Instituto y catedrático de Literatura.)

Estas materias, de rápido progreso, eran mucho más costosas que las tradicionales, avanzaban mucho y variaban de un año para otro, lo que suponía un gran esfuerzo económico porque se quedaban obsoletos aparatos comprados relativamente hacía poco tiempo. “La novedad de hoy se hace antigua mañana” (Memorias de 1861). Aunque los aparatos se quedaran sin uso “no pierden utilidad porque sirven a la historia de la ciencia”.


En las Memorias que de cada curso se hacían es palpable la preocupación por el Gabinete de Física. Todas presentan un apartado sobre las adquisiciones científicas del año. En ellas se presume del Gabinete comparándolo con los de otros Institutos, el de Jerez era el más adelantado, el más rico, el que tenía aparatos de “primeras marcas”.

3. La Física divertida, La Física recreativa

En las últimas décadas del siglo XIX es normal, al referirse a la Física, denominarla divertida o recreativa; y es que estamos ante la Física de los inventos que está perfectamente encajada en la Tecnología del momento y en el afán de descubrir nuevas verdades científicas que enriquecieran las novedades y que sirvieran para el progreso y para el porvenir, palabras repetidas continuamente en las Memorias Anuales de cada curso y en los discursos de los Directores o de los Secretarios. En este ambiente era de esperar la aparición de profesores y alumnos, llenos de optimismo y de fantasía, que fuesen capaces de aportar avances a la ciencia y de contribuir a la difusión de los nuevos conocimientos.

Revisando los inventarios de compras encontramos objetos con nombres muy evocadores referidos al mundo de la imaginación, del encanto mágico o del embrujo. Nombres que embaucarían la atención del alumnado y que los trasportaría a unas realidades futuras que además de atractivas, resultaban divertidas. Pensamos en las experiencias
realizadas en el Gabinete o Laboratorio, en los experimentos hechos en el Patio donde aquellos artilugios fascinantes producían “milagros”: luces fosforescentes, globos que subían a las nubes, fenómenos eléctricos…
Tenía que ser divertida una asignatura cuyos aparatos tenían nombres como:

La Lluvia de MercurioEl Martillo de agua
El Rompe vejigasLa Fuente de Herón
Los Vasos de TántaloLos cinco globos aerostáticos
La Linterna mágica con vistasEl Árbol eléctrico
El Sol giranteEl Campanario eléctrico
El Aparato para el granizo eléctricoLa Estrella luminosa
El Bastón fulminanteEl Huevo eléctrico
El Cuadro mágicoEl Corta manzana
Los Hemisferios de MagdeburgoLa Regadera mágica
El Figurín equilibristaLa Fuente en el vacío
Las Esferas flotantesEl Embudo mágico
Las Botellas centelleantesEl Ludión o diablillo de Descartes

Todos los aparatos citados estuvieron en los gabinetes del Instituto de Jerez, así constan en las Memorias, junto con otros muchos. Hoy no están todos los citados, pero sí que hay una buena representación de ellos como para poder imaginarnos lo atractiva que resultaría la asignatura.
En el desarrollo de este trabajo nos han venido muchas veces a la mente las novelas y los personajes de Julio Verne, como producto de este tipo de enseñanza que se practicó en toda Europa occidental, y pensamos en la fascinación de los estudiantes y del claustro, en la satisfacción que sentirían los profesores y en la confianza en hacer ellos mismos nuevos descubrimientos y conquistas. Muchos profesores procedían de la flamante Escuela de Ingenieros de Sevilla y muchos alumnos dirigieron hacia allí sus pasos. Eran muchos “ Julios Verne” en potencia. No en balde, en el Viaje al Centro de la Tierra, en 20.000 leguas de viaje submarino, en Las tribulaciones de un chino en China… describe el autor numerosos aparatos: el “Carrete de Ruhmkorff”, la botella de Leyden, el mechero Bunsen, barómetros, higrómetros, manómetros…Aparatos como los descritos en estas novelas estaban en esta época en el Gabinete de Física. Actualmente, de todos ellos, hay ejemplares en la colección del Instituto.

Concluimos de lo anterior y tomamos como hipótesis de este trabajo que de una didáctica viva, de un buen método activo, de unos buenos materiales, de un profesorado motivado y bien formado resultarían unos alumnos preparados y dispuestos a trabajar por el desarrollo científico e inclinados a la labor investigadora. Y así fue.

4. El primer programa de la asignatura: don Juan Chavarri

Planteamiento de la asignatura. Programa de don Juan Chavarri, primer programa de Física propuesto por el Instituto para los exámenes públicos de 1840.

Don Juan Chavarri es el primer catedrático de Física y Química del Instituto. Estuvo incorporado al claustro desde 1838 y perteneció a él hasta 1845. En este periodo el Colegio de Humanidades se convirtió en Instituto Local (1842).

El programa que elabora es la base de lo que después había de ser esta asignatura en el bachillerato que surgiera de la Ley Moyano (1857). Todavía sin libro de texto, el profesor relaciona sin numerar los temas que compondrían la asignatura que iba a dar. Dominan la Mecánica de sólidos y líquidos, los estudios del Calor y sólo unos conceptos iniciales de Electricidad. Los aparatos necesarios para la aplicación de la teoría serían fundamentalmente de Mecánica de líquidos y sólidos.

Unos años más tarde, don Juan Chavarri, con destino en la Universidad Central de Madrid, fue el autor de un libro de texto junto con otro catedrático de la Universidad, Venancio González Valledor, publicado en 1856. Este libro aún no llevaba grabados como tenían los libros franceses de la época (el texto francés de Ganot, por ejemplo, que es de 1853, tiene 747 grabados). Consta de 478 páginas dedicadas en su mayor parte a la Física (300 páginas) y el resto, a la Química. Debemos estar ante un pionero de la asignatura pues cuando los demás institutos aún no habían ni siquiera nacido, en el de Jerez, su catedrático presentó este programa a modo de listado de contenidos del que los alumnos debían examinarse.

Este programa fue ya siempre igual, salvo las novedades que se iban incorporando por los avances científicos, sin dar tregua al descanso. En él se vislumbra la Física como materia predominante sobre la Química que queda en segundo término frente al empuje de la primera. No requiere muchos conocimientos de las Matemáticas y se limita a las
experimentaciones que los alumnos debían saber hacer. Para llevar adelante este programa se hicieron las primeras compras que iniciaron la formación del gabinete de Física. Los objetos más antiguos del Laboratorio pertenecerían a estas primeras compras.
Programa presentado por don Juan Chavarri para los exámenes de 1840:

  • Cuáles sean las propiedades generales y particulares de los cuerpos en el estado sólido, líquido y aeriforme con todas sus aplicaciones a la industria.
  • Todo lo relativo a la gravedad, pesantez o gravitación universal, que comprende las leyes de la caída de los cuerpos por la vertical y por planos inclinados
  • Composición y descomposición de fuerzas, especialmente de las concurrentes, indicando varias de las aplicaciones de estas: aplicación de la descomposición de fuerzas paralelas a la determinación del centro de gravedad de los cuerpos, indicando varias de las aplicaciones de éste.
  • Nociones generales de las máquinas y leyes de equilibrio en las palancas, poleas, torno y plano inclinado deteniéndose particularmente en la palanca de primer género, de brazos iguales que constituye el aparato llamado balanza, indicando los medios que hay de pesar con exactitud, aun cuando esta sea inexacta.
  • Movimiento curvilíneo en general, explicando algunos fenómenos y algunas operaciones en las artes
  • Consideraciones generales sobre los cuerpos líquidos: equilibrio, presión sobre las paredes de los vasos en que están contenidos, efectos que produce la presión de los líquidos sobre los cuerpos que se sumerjan en ellos, aplicación de las gravedades específicas indicando los diferente medios que hay para hallar la de los cuerpos sólidos y líquidos y algunas explicaciones de los cuerpos flotantes.
  • Consideraciones fundamentales sobre el movimiento de los cuerpos líquidos; presión que ejercen sobre los tubos de conducción, indicando la aplicación más notable a que ha dado lugar esta presión: ascensión o depresión que experimentan las superficies de los líquidos alrededor de los cuerpos sólidos que se sumergen en ellos, especialmente en los tubos capilares.
  • Consideraciones generales sobre los fluidos aeriformes: elasticidad, diferentes aparatos a que ha dado lugar esta propiedad característica de los cuerpos, pesantez, modo de hallar el peso específico.
  • Equilibrio de los fluidos aeriformes, presión de la atmósfera sobre la superficie de la Tierra, aparatos que ha dado lugar esta presión y modo de apreciarla o medirla.
  • Cuerpos flotantes en la atmósfera, teoría del calor, transmisión o radiación del fluido calórico, efectos que produce sobre nuestros sentidos y sobre los demás cuerpos en el estado sólido, líquido y aeriforme con todas sus aplicaciones, relaciones íntimas que tiene este fluido con los átomos de la materia dando lugar a lo que se llama calor latente y calor específico, manantiales de calor y fenómenos que acompañan a su desprendimiento.
  • Teoría de la electricidad, medios de excitarla, distribución del fluido eléctrico en los cuerpos, acción de los cuerpos electrizados sobre los que están en estado natural y aparatos a que ha dado lugar esta parte de la teoría, fenómenos de la electricidad acumulada, electricidad galvánica, diversas disposiciones de la pila con varias de sus
    aplicaciones.
  • Fenómenos del imán.
    (Archivo del Instituto padre Luis Coloma. Examen Público general que sufrirán los alumnos del Colegio de Humanidades de S. Juan Bautista. 1840. Imprenta Bueno, Calle Larga. Páginas 18 y 19)
    “Los alumnos observarán las experiencias para entender en la vida diaria lo que experimentan en la cátedra”.
    “ Que los alumnos hagan por sí la ciencia , el profesor no será más que el director de sus trabajos…”.
    (Julio Monzón González: Guía de la Enseñanza de la Física. Salamanca, Andrés Iglesias impresor, Rúa García Barrado, 48. 1907).

5. Metodología. El método renovador del catedrático don Julio Monzón González

En general, para seguir la metodología de la Física y Química nos hemos guiado por las pautas marcadas en los libros de texto de la época, los cuales, en el desarrollo del programa, dejan traslucir cómo se llevaba la asignatura. También, en la introducción de estos libros, muchos autores expresan su concepción de la materia y los métodos para llevarla a buen término.

En concreto, en el Instituto de Jerez (Padre Luis Coloma) hemos contado con tres fuentes fundamentales. Una, muy importante, anual y repetitiva, han sido las Memorias anuales de cada curso, que se conservan en el Archivo del mismo.

Otra fuente han sido los libros de texto vigentes en el Instituto de Jerez. Son aún de mayor interés para este tema los textos escritos por los propios profesores del Instituto, puesto que el libro, el método y su aplicación por el propio autor a sus alumnos, nos resulta de mucha credibilidad. Y, por último, los aparatos del Laboratorio que hemos rescatado, que nos dan idea de cómo eran las prácticas, de las dificultades de las demostraciones y de los productos necesarios para ellas. Evidentemente son estos aparatos, y no otros, los que se usaron en el Gabinete de Física. Aunque sabemos por medio de las listas de compras anuales que fueron muchos más de los que hoy se conservan. Los que han llegado hasta nosotros quedan inventariados y catalogados en el presente trabajo.

Hay una idea que en las conferencias de apertura de curso se expresaba frecuentemente o se dejaba entender en el discurso. Es la siguiente: Es un principio tradicional en la didáctica general que cuando un alumno aprende utilizando todos sus sentidos, este conocimiento se afianza de un modo que su comprensión lo convierte en un saber significativo que le llevará a otros conocimientos. Así, el Director del Instituto, en la inauguración del curso 1862-63 dice: “Hoy no hay verdad que no pueda hacerse palpable por medios materiales, que hieran por medio de dos o tres sentidos y que se graben más profundamente en la memoria. Éste será el gran paso para popularizar la ciencia” (D.
Julián Pérez y Muro: Memoria del curso 1862–63, pag. 19 y 20).

Aquellos profesores pensaban que el discípulo debía saber llevar la teoría a la práctica a través de experimentaciones, que se harían no sólo en Física y Química sino también en Historia Natural, Geografía, Historia, Lengua, Literatura … Esta necesidad se convierte en una constante que empuja a formar Gabinetes especializados por materias, donde
aparatos de todo tipo, colecciones, láminas, monedas, mapas, aparatos fabricados expresamente para las demostraciones sirvieran para seguir un método fundamentalmente práctico y activo. Los estudiantes tocarían la ciencia, palparían los textos literarios, buscarían plantas y harían colecciones de Historia Natural …. Al final, el
Instituto llegó a poseer un pozo sin fondo de aparatos y artilugios comprados o fabricados por cada una de las cátedras.

Creemos que las materias nuevas (Física, Química, Historia Natural) aportaron una nueva manera de enseñar en donde todo se experimentaba y todo se demostraba. Ya hemos visto que estas materias tenían algo de espectáculo y por eso impactaron de un modo extraordinario en los alumnos y en sus familias. Nos resulta fácil imaginar a los profesores desde sus elevadas cátedras haciendo un sinfín de experimentos hasta conseguir que en la mesa del profesor se produjeran prodigios maravillosos. Estos, indudablemente, atraerían la curiosidad de los adolescentes que quedarían tan impactados, que difícilmente podrían olvidar aquellas verdades demostradas.

Recogemos las apreciaciones que hace sobre la asignatura de Física un distinguido estudiante de esta época en el Instituto de Huesca, Santiago Ramón y Cajal: “ Cada ley o propiedad esencial era comprobada mediante experimentos concluyentes, que venían a ser para nuestra ingenua curiosidad juegos de mano de sublime taumaturgo. Con embeleso y atención cada vez más despierta, mirábamos colocar sobre la mesa los imponentes y extraños aparatos, muy especialmente las formidables máquinas eléctricas de tensión, entonces de moda. Dejo apuntado ya cuán interesante encontré la Física, la ciencia de los milagros. La óptica, la electricidad y el magnetismo con sus maravillosos fenómenos, teníanme embobado”. Santiago Ramón y Cajal: Mi Infancia y Juventud. Capítulo XVIII.


Según se deduce de los programas, la Física y la Química llegaron a ser un conjunto ordenado de demostraciones que los profesores tenían que realizar en los Gabinetes preparados para ello, en los patios del Instituto o en los campos próximos. Examinando los libros de texto sucesivos a lo largo del siglo XIX es fácil relacionar las novedades que cada uno introducía, porque “las Ciencias avanzaban una barbaridad” y esto provocaba nuevas compras de aparatos que quedaron reflejadas en los gastos y cuentas del Instituto. Las largas listas de compras, que reproducimos al final, nos informan sobre la renovación de las colecciones (muchos aparatos se compraron dos o tres veces); nos explican las prácticas que más se hicieron por el número de veces que se compraron debido al desgaste que sufrían y su consiguiente deterioro; y nos han ayudado a catalogar muchos aparatos por el nombre que en las listas se les daba,
ya que en los catálogos o libros de Física recibían su denominación científica, más sofisticada y difícil de entender.

En los primeros años del siglo XX, el Instituto contó con la presencia de un catedrático de Física y Química renovador de la metodología de la asignatura, se trata de don Julio Monzón González, que ejerció desde 1905 hasta 1914 en Jerez ; después se trasladó al Instituto de Sevilla. Fue autor del libro de la asignatura vigente durante estos años. En la Introducción nos transmite su teoría.
Pensamos que en el transcurso del siglo XIX la asignatura había ido entrando en la pendiente del memorismo y que los alumnos habían terminado aprendiendo de memoria los “Aparatos” y perdiendo el sentido racional que tuvo al comienzo. Se había perdido la finalidad de todo aquello, todo eran aparatos, sin teoría de aprendizaje. Y don Julio Monzón trajo aires nuevos que a nosotros nos recuerdan la influencia de la Institución Libre de Enseñanza. Reproducimos algunas frases de su libro de texto, conservado en el Instituto:

La física no pretende enseñar cómo son las cosas sino cómo suceden y esto obliga a hacerlas suceder delante del alumno”.

Se preocupa de la evolución del pensamiento de los alumnos cuando expresa que debe conseguir que a partir de fenómenos concretos el pensamiento adolescente pueda generalizar y expresar normas o leyes y explicar causas: “Su objetivo es educar la inteligencia del alumno para que se de cuenta de los fenómenos físicos que ocurran en su presencia ya sean naturales o de producción humana, que pueda pasar del fenómeno concreto a su generalización y a expresar su ley, que busque las causas que lo producen. Es decir, que aprenda a discurrir sobre los hechos”.

No es partidario de utilizar sólo la memoria como método de aprendizaje:“ El objetivo se logrará consiguiendo la atención del alumno y no repitiendo cuestiones donde sólo se utilice la memoria”.

Quiere dar a su asignatura un carácter educativo, no solo instructivo, y entonces se encuentra con el problema de la extensión del programa: “Es preciso no acumular en la memoria del alumno tanta materia que obstruya su entendimiento. Los aparatos del Gabinete son entendidos como instrumentos para aprender conocimientos, no hay que aprenderlos sino observar su funcionamiento.

El aprendizaje se produce cuando los alumnos saben relacionar lo que les ocurre en la vida diaria con lo que aprende en clase: “El profesor deberá hacer las experiencias para que los alumnos induzcan las lecciones y que sepan relacionar lo que pasa cada día con la ciencia que aprende en la cátedra”. El alumno después de las experiencias debe aprender a generalizar y a discurrir sobre el fenómeno experimentado. Escribir en un cuaderno las inducciones y añadir, a lo sumo, definiciones: ”Eso sería lo único que tendría que memorizar, todo lo demás sería experimentación y discurso”.

Piensa que no hace falta el libro de texto tradicional; intenta hacer uno lo menos parecido a éste y por eso el suyo es sólo una guía, que le sirve al alumnado para fijar sus ideas. Parte de que en la enseñanza secundaria es más importante la pedagogía que la ciencia y explica que en su Guía las inducciones y las deducciones van en letras mayúsculas y la
explicación de conceptos en cursiva. Dice que las experiencias se hacen para encontrar las leyes “no para dar un espectáculo o entretener”.

“Los alumnos observarán las experiencias para entender en la vida diaria lo que experimentan en la cátedra”. “Que los alumnos hagan por sí la ciencia , el profesor no será más que el director de sus trabajos…”.


Así expresa su concepto sobre qué es ser profesor y cual es su trabajo: “La ciencia se hace en la clase. Pero no la hace el alumno sino el profesor. El alumno intervendrá y dirá lo que ve en las experiencias, tiene derecho a voz y a emitir sus opiniones, a generalizar lo experimentado, estudiará sus lecciones, no hará la ciencia. La ciencia la hace el profesor que es el verdadero maestro”.

Considera que cada alumno (enseñanza individualizada) tiene su momento maduro para entender, captar, y adquirir conocimiento, por ello opina que se debe repetir cuantas veces sea necesario para que todos ellos tengan la oportunidad de aprender:

“Se repetirán las ideas, se seguirá siempre el mismo método. Los alumnos en un determinado momento captarán la idea porque las circunstancias lo favorecerán.” Por eso: “Hay que buscar los momentos oportunos y aprovecharlos porque eso es educar”.
(Julio Monzón González: Guía de la Enseñanza de la Física. Salamanca, Andrés Iglesias impresor, Rúa García Barrado, 48. 1907)

EL GABINETE DE FÍSICA Y QUÍMICA

  1. Su formación

En 1840 el Gabinete de Física y Química del Instituto de Jerez ya estaba formado. Sin embargo, nos causa asombro el estado en que estaban muchos centros españoles tanto universitarios como secundarios tras la lectura del informe siguiente:


«Era tan extremado el abandono que reinaba todavía en la mayor parte de nuestra universidades al publicarse el plan de estudios de 1845, que en muy pocas se conocían los aparatos y máquinas para el estudio de la física experimental, mucho menos para el de las ciencias naturales. Basta decir, que habiéndose pedido a todas ellas los inventarios de los gabinetes existentes, resultó que una de dichas escuelas contaba por único objeto un barómetro, que por cierto no era de su propiedad; en otra existe todavía guardada una máquina eléctrica de madera, ejecutada por el Catedrático de la asignatura para que sus discípulos formasen alguna idea del movimiento y funciones de otra verdadera». (José de la Revilla, Breve reseña del estado presente de la Instrucción pública en España, 1854). El folleto nos muestra el panorama en las universidades a mediados del siglo.

Dieciséis años antes, en 1838, en la apertura del Colegio de Humanidades, base del Instituto de Jerez, se dice de los gabinetes que ya estaban completos para los programas propuestos. Además del catedrático de Física, don Juan Chavarri, se nombró un ayudante para el montaje de aparatos en Física y la preparación de experimentos en Química. Todo ello se recoge en el siguiente texto: “Para que no falte nada a la perfecta enseñanza de la ciencia hállanse completos dos gabinetes de máquinas y aparatos para las lecciones de Física experimental y Química. Para la custodia de los gabinetes hay un conserje, que es a un tiempo ayudante para las operaciones de dichas dos clases”. (Prospecto de la enseñanza literaria y moral que se da en el Colegio de Humanidades de S. Juan Bautista en la ciudad de Jerez de la Frontera.Pag.7).

La legislación, en los Reales Decretos de día 4 y 8 de septiembre de 1850, había dispuesto que en los institutos se instalasen gabinetes de Física y de Historia Natural, herbarios y jardines botánicos, también que hubiera colecciones de primeras materias y productos de las artes, de modelos de máquinas, de aparatos y herramientas empleadas en las diferentes industrias; se contaría con dibujos de los aparatos que no pudieran adquirirse; se tendrían máquinas a propósito para los ejercicios prácticos y se instalarían talleres para la construcción de los objetos necesarios para las mismas escuelas; habría un campo para las prácticas de la Agricultura; se recomendaba la creación de un muestrario o pequeño museo de efectos mercantiles para el estudio del Comercio y, además de todo ello, las bibliotecas habían de ser copiosas en las obras más selectas de cada materia.

Esta relación de obligaciones la hacía don Juan Miró, catedrático de Geografía, en la Oración inaugural en la apertura de curso 1850- 51. Páginas 11 y 12. Archivo del Instituto P. L. Coloma.

Piensa D. Juan Miró que muchos instrumentos de las ciencias podrían ser construidos en Jerez por artesanos que hubieran aprendido en las propias aulas del Instituto y que cuando los aparatos se deteriorasen por el uso, él mismo “encontrará manos en Jerez que sean capaces de restituirlos a su estado primitivo” (Oración inaugural pag.13).

Esta legislación obligó a la puesta en marcha de todo tipo de talleres o gabinetes que el Instituto adquiriría con el consiguiente esfuerzo económico. Era común la idea de que el siglo en que vivían era un siglo de aplicación y práctica por lo que los métodos experimentales debían ser los más adecuados para el aprendizaje.

“Todas las ciencias pueden someterse a la ley del experimento. La idea adquirida con la concurrencia de dos o más sentidos se grava más profundamente en la memoria que la que se nos comunica por uno solo. De aquí nace la necesidad de gabinetes y colecciones de instrumentos, de máquinas, aparatos y objetos para facilitar el estudio porque en efecto no hay verdad que no pueda hacerse palpable por medios materiales que hieran nuestros sentidos”. (Julián Pérez y Muro, Memorias de1862, Pag. 21).

La adquisición de materiales sobrepasó las fronteras andaluzas y españolas. Los aparatos de física fueron adquiridos, en su mayoría, en Francia, en Alemania o en Inglaterra, donde personas de confianza, muchas de ellas representantes comerciales de las bodegas de Jerez en estos países, se hacían cargo de las compras y verificaban su eficacia y buena hechura. Para adquirir los materiales acudieron a variadas y numerosas empresas nacionales y extranjeras, tanto de fabricación como de transporte. En las Memorias de 1862 dice el director “Se han formado empresas gigantescas en el extranjero con el solo intento de suministrar a los establecimientos de enseñanza objetos de esta clase y este útil principio es tan general y reconocido, que el profesor Cowper en Inglaterra ha ideado construir como juguetes para niños modelos pequeños de máquinas e instrumentos de física que con facilidad pueden ponerse en movimiento. Hoy, por tales medios, son del dominio del vulgo leyes, principios y fenómenos que antes comprendían imperfectamente hombres de gran tamaño encanecidos en el estudio, y en una palabra se ha dado hoy por el mejor camino el gran paso de popularizar la ciencia”.

Y termina: ”No es extraño, por tanto, sino muy natural y necesario que, estando convencidos como estamos, del provechoso resultado de este moderno sistema, tratemos de aplicarlo con constancia y decisión a la enseñanza en este Instituto, y que teniendo un Gabinete de Física y Química perfectamente surtido, fijemos por ahora todo nuestro cuidado y especial atención en el gabinete de Historia Natural”. (Memorias de 1862, D. Julián Pérez y Muro, páginas 21 y 22.)

En la formación del Gabinete debemos destacar la figura del catedrático don Esteban González de Arce, que permaneció al frente de la asignatura de Física desde 1861 hasta su muerte en 1896, por su enorme colaboración en la compra y recuperación de material. Consiguió rehacer éste a partir de 1885 con nuevas adquisiciones pues gran número de las piezas existentes se habían perdido cuando el Instituto dejó de disfrutar de la asignación de la Fundación Juan Sánchez. Ésta fue a parar a un nuevo colegio creado en Jerez: el Colegio de San Juan Bautista (Marianistas). (Mª Dolores Rodríguez Doblas : Instituto “Padre Luis Coloma” 150 años de Historia. B.U.C. Jerez de la Frontera 1989).

Sus sucesores en la cátedra, aunque en menor medida, continuaron las adquisiciones de instrumentos.
Consideramos que la formación del Gabinete de Física por los profesores de este departamento y por el Claustro del Instituto respondió a tres criterios fundamentales no expuestos en ningún documento pero que intuimos de las actividades desarrolladas para su formación y conservación:

  • El placer de la contemplación basado no sólo en el conjunto de la colección sino en cada aparato con la convicción de que su funcionamiento desarrollaría en el alumnado, aparte de las verdades científicas, la imaginación, la fantasía y el juego. Actualmente produce la misma fascinación que cuando fueron observados por vez primera y esto justifica nuestro trabajo actual.
  • El interés de la investigación. La invención y manejo de estos aparatos iba encaminada a los descubrimientos industriales, propios de la era que se vivía. Después, el impetuoso progreso llevó al olvido de muchos de estos artilugios hasta reducirlos a la inutilidad, a pesar de estar basados en principios físicos que habían sido el origen de innumerables adelantos. Queremos que la colección se exhiba de modo que sirva para estimular nuevas investigaciones y que anime a facilitar la consulta de fuentes complementarias, etc.
  • Las posibilidades didácticas. La exposición puso a disposición de profesores y alumnos un recurso de primer orden para el estudio de la Física. Hoy puede poner a disposición de la Enseñanza el estudio crítico de la Historia de las Ciencias Experimentales, el análisis del lenguaje audiovisual y, sobre todo, puede servir como soporte experimental para la Física y Química actuales. Por todo ello está dentro de nuestros objetivos la idea de poner en marcha los aparatos deteriorados con los que hoy no se pueden hacer demostraciones.

2. El Observatorio Meteorológico

Según hemos visto, la legislación (Real Decreto de 1854) había impuesto la creación de Observatorios Meteorológicos en los Institutos. En el de Jerez se habilitó una torre que tenía el edificio que ocupaban en la plaza del Mercado de esta ciudad. Se hizo cargo de él el catedrático de la asignatura de Física y Química y desde octubre de 1855 se dio principio a sus observaciones. Con este motivo el Instituto de Jerez crea el primer centro meteorológico de la ciudad. Hubo que dotar al observatorio del material necesario y esto vino a encarecer los gastos que requería el funcionamiento de un centro como aquel. En 1861 tiene, según los inventarios, 9 aparatos.

Destacaba el barómetro Fortín, cubeta profunda, cinco termómetros, un anemómetro y dos pluviómetros. (De las memorias de 1861). Como es lógico estos aparatos se fueron renovando a lo largo del siglo XIX. Y es precisamente del Observatorio Meteorológico uno de los “aparatos–joya” del Instituto, actualmente en la colección que presentamos. Se trata del Barómetro Magistral de Torres, nº 6, compuesto especialmente para el Centro y adquirido en 1884. Sobre peana de caoba y en una caja de la misma madera estaba el espléndido barómetro, de gran tamaño , acompañado de un cuadernillo manuscrito sobre su funcionamiento, obra de su autor. Costó 1500 pesetas de la época. Los termómetros de máximas y mínimas fueron adquiridos en Londres, construidos sobre placas de madera de caoba cubiertas con lámina de bronce, con la firma Barrow. También podemos contemplarlos aún en la colección que presentamos.

Durante muchos años actuó este Observatorio del que no hemos encontrado en los archivos sus anotaciones y estadísticas

“Cada ley o propiedad esencial era comprobada mediante experimentos concluyentes, que venían a ser para nuestra ingenua curiosidad juegos de mano de sublime taumaturgo. Con embeleso y atención cada vez más despierta, mirábamos colocar sobre la mesa los imponentes y extraños aparatos, muy especialmente las formidables máquinas eléctricas de tensión, entonces de moda».
«Dejo apuntado ya cuán interesante encontré la Física, la ciencia de los milagros. La óptica, la electricidad y el magnetismo con sus maravillosos fenómenos, teníanme embobado”. Santiago Ramón y Cajal: Mi Infancia y Juventud. Capítulo XVIII.

2. Los Aparatos del Gabinete de Física y Química

Los aparatos adquiridos eran de mucha solidez y encargados a empresas de solvencia científica y buena factura. Muchos modelos fueron encargo exclusivo del Centro y llegaron numerados. Por todo ello se enorgullecen al haber conseguido aparatos buenos, duraderos, que no se perdieran por el uso y muchos más que los exigidos por el catálogo que el Estado había publicado para este fin: ”Tenemos muchos más aparatos que los que ha recomendado el Estado. Los aparatos son de marcas de primera calidad “doble marca”, de mucha solidez y aunque llevan en funcionamiento veinte años se conservan muy bien no como los de otros centros que no aguantan ni una limpieza. (Julián Pérez y Muro: Memorias de 1861). El laboratorio tenía este año tiene 229 aparatos de Física, 180 de Química,9 de Meteorología. En la colección actual existen instrumentos de todas las ramas de la Física que se estudiaban a finales del XIX y principios del XX. Distribuidos de la siguiente forma:

  • Mecánica de Sólidos: Formado el conjunto por las conocidas máquinas simples y aparatos para el estudio de la caída de los cuerpos. En la colección de instrumentos de mecánica hay un gran número de máquinas simples. Algunas fueron construidas en el propio Instituto ante la imposibilidad de conseguirlas por otros medios. Los profesores de física pensaban que con las máquinas simples se podían formular cuestiones eminentemente prácticas. Buscaban que las explicaciones referentes a sus utilidades quedaran bien claras mostrando estos aparatos. Además de estas máquinas, merecen ser citados otros instrumentos como los relacionados con las leyes de Newton, el plano inclinado, la dilatación de los sólidos, la ley de la fuerza centrífuga, las propiedades del choque y las de choque oblicuo, entre otros. El elevado número de balanzas, catorce, nos indica el papel tan importante que han tenido.
  • Termología: Varios tipos de termómetros e higrómetros en buen estado de conservación destacan en esta sección adquiridos en Londres. Del conjunto llaman la atención, el termómetro diferencial de Leslie y el psicrómetro deAugust. Es de gran atracción y éxito didáctico el pulsómetro de Franklin. De gran belleza resulta la estufa de cultivo, el aparato de Ingenhousz y el Calorímetro.
  • Mecánica de Fluidos: Grandes máquinas neumáticas y llamativos aparatos componen el conjunto. La colección de instrumentos de mecánica e fluidos es de gran variedad y muchas de gran utilidad didáctica. Encontramos aparatos destinados a la creación del vacío, grandes máquinas neumáticas con llamativas campanas de cristal así como instrumentos de gran consistencia como el “aparato de Haldat” o el “Torniquete hidráulico”. Las posibilidades didácticas de este instrumental se basa entre otras peculiaridades en la posibilidad que tienen algunos instrumentos de ponerse en funcionamiento con relativa sencillez y que ejemplificarían diversos aspectos de la mecánica de fluidos, como por ejemplo la Fuente de Herón, el frasco de Mariotte, los hemisferios de Magdeburgo …
  • Aerómetros, Densímetros y Barómetros : Son muchos y de gran variedad. El “Ebullómetro de Salleron”, fabricado en París, resulta ser un curioso y atractivo instrumento. Los frágiles densímetros y ebullómetros resulta casi un milagro que se conserven. Son casi todos de fabricación francesa (Salleron y Du Jardin). El “Barómetro magistral de Torres” es el aparato más llamativo de todos por su prestancia y tamaño. El “Barómetro Fortín de cubeta profunda” también se halla en la colección actual sobre un trípode.
  • Acústica: El grupo de aparatos de Acústica está formado por curiosos instrumentos: la “Acústela de Daguin” y la “Campana de Savart” constituyen dos bellos exponentes para estos estudios así como el “Tubo sonoro” de membrana móvil, que con el diapasón completaban los temas que se habían de dar en el programa.
  • Óptica: En Óptica cuenta el antiguo gabinete con un Microscopio solar que es atracción de todos los alumnos. Procede de un antiguo bibliotecario de Jerez y fue donado en 1908. El “aparato de Norremberg” para el estudio de la polarización de la luz, nos gusta por su buen estado de conservación, por sus proporciones y por su belleza. Los prismas de vidrio y el “cubo de Rosemberg ” se conservan en perfecto estado con sus correspondientes estuches. La “cámara fotográfica de fuelle”, montada en aluminio, y los microscopios completan el conjunto de materiales adquiridos para el desarrollo de esta parte de la asignatura.
  • Aparatos audiovisuales: Desde 1890 se adquieren para el Instituto las primeras linternas mágicas que por ser material muy utilizado y frágil no ha llegado completo hasta nosotros. La abundante colección de diapositivas de vidrio de Historia del Arte y de Ciencias Naturales constituye por sí misma tema de otro estudio. Los proyectores de cine y las películas producen fuerte curiosidad a quiénes lo contemplan.
  • Telegrafía: Del equipo completo que existió en el Gabinete quedan pocos vestigios pero la elegancia del “aparato de recepción de Breguet” o los auriculares telefónicos son representativos de lo que fue en su momento.
  • Electricidad y Magnetismo: Conservados, en mejor o peor estado, hay en la colección unos 70 aparatos relacionados con la Electricidad. Algunos voluminosos. La Electricidad a partir de 1860 multiplicó sus ofertas; en un libro de texto sobre electricidad se dice: “Basta pedirle (a la electricidad) para que al punto conceda generosa alguna maravilla”. (Bernardo Rodríguez Largo: La Electricidad y sus principales aplicaciones. Madrid. Establecimiento tipográfico de G. Estrada. Dr. Fourquet, 7. Madrid 1881. Pag. 6). Llevados por una gran admiración por los fenómenos eléctricos los profesores pidieron que se adquirieran las máquinas más modernas para que apoyasen el aprendizaje de la materia. Las más llamativas son las máquinas electrostáticas y magnetoeléctricas. Encargada expresamente para el Instituto fue la Bobina o carrete de Ruhmkorf de gran tamaño, que vino a sustituir a dos bobinas más pequeñas y más antiguas “porque las superaba con sus chispas y sobrepujaba en energía a las máquinas eléctricas de rozamiento”, según dicen las Memorias Anuales de la época.

Con las nuevas compras quedaban inútiles máquinas eléctricas de disco de cristal en los Laboratorios pero el gabinete de Física había que aumentarlo porque si no, se convertiría en una “auténtica antigualla”, decían los directores en sus discursos pues el mantenimiento era necesario a la altura de la ciencia y de la reputación del Instituto. (Memoria de 1861). Llama también la atención el aparato de Clarke, en madera de caoba con su caja de apoyo llena de instrumentos, así como las Botellas de Leyden, las Campanas de repique, el Granizo eléctrico… Todas muy curiosas.

Material del Laboratorio de Química: Forman un conjunto amplísimo los materiales que se adquirieron para el Laboratorio. Las retortas, que nos traen a la imaginación escenas muy primitivas de la Química, los productos químicos aún en sus antiguos embalajes, los cuernos de destilación, los tubos de refrigeración, alambiques e infiernillos forman un conjunto numeroso que explica las prácticas de esta asignatura en el siglo XIX. Junto con ellos podemos destacar los aparatos relacionados con la elaboración del vino, no en vano en el Instituto se organizaron cursos gratuitos de Enología por los profesores de la asignatura de modo independiente de las clases regladas y con masiva asistencia de gentes de la comarca (cursos 1920 – 21 y 1921 – 22). Actualmente el conjunto contiene unos 250 aparatos de Física y, a pesar de tener más de cien años de existencia, refleja fielmente cómo era la enseñanza de la Física en la segunda mitad del siglo XIX y primer tercio del XX.
Los instrumentos antiguos que se conservan no dejan de ser sólo una parte de los que había, aproximadamente un 50% de las piezas que llegó a tener. Son muchos los aparatos que todavía funcionan o pueden funcionar; otros, en cambio, están muy deteriorados, pero todos nos parecen igualmente valiosos por su belleza y por el interés científico y pedagógico que presentan.

De nuestra investigación hemos deducido las siguientes conclusiones:
A) Muchos de los aparatos científicos estaban diseñados para tener varios usos; eran compatibles para varias demostraciones pues el resultado que producía uno hacía que funcionase otro utilizando las conexiones apropiada.
B) También hay aparatos que sólo sirven para una demostración específica.
C) La denominación de los instrumentos era muy llamativa de lo que deducimos que estos nombres eran también un recurso didáctico:

– unos se conocían por el nombre de algún personaje, real o mítico con el cual estaban relacionados:

  • fuente de Herón
  • vaso de Tántalo
  • diablillo de Descartes
  • lluvia de Diana

-otros recibían el nombre del fabricante:

  • tubos de Geissler
  • tubos de Croockes
  • ebullómetro de Salleron
  • bobina de Ruhmkorf

-otros recuerdan el nombre del inventor:

Disco de NewtonTubo de NewtonCalorímetro de Lavoisier
Tubo de MariottePiezómetro de OerstedTermómetro de Gay-Lusac
Tribómetro de DesquiliersAnillos de St. GravesandeLámpara de Davy
Máquina de RamsdemNonius de NúñezSoplete de Newman
Máquina de AtwoodAparato de HaldatAnteojo de Dolloc
Vasos de PascalGravímetro de NicholsonAparato de Norremberg
Aerómetro de CartierBarómetro de FortínRadiómetro de Croockes
Termóscopo de RumfordTermómetro y cubo de LeslieBalanza de Culomb
Termóscopo de SeassureBalanza de RobervalAparato de Möhr
Pila de WollastoneBotella de LeydenMecheros Bunsen
Higrómetro de DaniellAparato de LavoisierAparato de Clarke
Máquina de GrammeAparato de PouiletTubos de Geissler
Máquina de CarréPirómetro de WedwoodAparato de Babinet
Aparato de RegnaultAparato de IngenbouszAerómetro de Farenhait
Aparato de Simón de MetzAerómetro de BauméAparato de láminas inclinadas de Hauksbee
Endosmómetro de DutrochetAparato de M.TyndallBotella inagotable de Robert Rondín
Prisma rectangular de CrownLámpara de BerzeliusTermómetros de mínima de Rutherford
Endiósmometro de VoltaElemento termoeléctrico de SoebeckGalvanómetro multiplicador de Scheweiger

-otros llevan su nombre de acuerdo con el uso a que se destinaban:

  • aparato de influencia eléctrica
  • bomba aspirante impelente
  • campana de repique…

-otros son nombrados con el fenómeno que mostraban:

  • tubo centelleante
  • termómetro de máximas y mínimas
  • martillo de agua cantante

D) Constituyeron un importante recurso didáctico en los siglos pasados y hoy siguen teniendo un papel embaucador para las personas que los contemplan. En los profesores provoca gestos de sorpresa e interés y deseos de explicarlos. Los antiguos alumnos (algunos de avanzada edad) experimentan sentimientos de nostalgia y emoción y ellos mismos nos han explicado algunos funcionamientos. Los alumnos actuales quieren ayudar, ordenar, contar, limpiar objetos y se sumergen en silencios reflexivos muy elocuentes. Estos aparatos para los profesores que los han utilizado didácticamente son materiales que producen una máxima atracción como la flauta de Hamelin, y de aquí deriva nuestra principal conclusión: El conjunto de todos estos aparatos constituye un extraordinario recurso didáctico, cuya contemplación por parte de los alumnos ha sido siempre grata y portadora de una importante dosis de motivación tanto para los alumnos como para los profesores. Esperamos aumentar aún más este interés poniendo en marcha aquellos aparatos que se conservan completos y restaurando los incompletos. De este modo queremos plantear una exposición viva y activa.

4. La fabricación de aparatos

Entre otras muchas causas la Revolución Industrial europea se produjo porque en el siglo XIX mientras la Ciencia avanzaba, en paralelo se desarrolló la Tecnología y se pudieron poner en práctica los avances científicos. Aplicando esta idea a nuestro trabajo, la Ciencia la representan los catedráticos, los libros de texto y los programas. Mientras que la Tecnología, aplicada a la Didáctica de las Ciencias, la representan empresas fabricantes de aparatos, diseñados por los científicos, en tamaño reducido para hacer posible su aplicación en las clases. Incluso podemos hablar de juguetes instructivos o pequeñas maquetas en las que algunas empresas europeas se especializaron y ofertaron su producción a centros educativos de Francia, España, Italia, Inglaterra, Portugal y también a las naciones americanas.
Además muchos avances técnicos tuvieron una gran aliada para su difusión en la literatura juvenil durante esta época (1850–1890 aproximadamente), nos referimos a las novelas de Julio Verne pues el autor desde una óptica puramente científica, no de ciencia ficción, supo aplicar en un gran número de aparatos que sus personajes utilizan aplicándolos en sus difíciles aventuras. Su fértil imaginación tuvo como punto de partida el estudio, la observación y la imaginación combinadas con la curiosidad y con un trabajo tenaz e infatigable. La lectura de 20.000 leguas de viaje submarino o del Viaje al centro de la tierra constituyen un complemento extraordinario para la comprensión de muchos aparatos presentes en los Gabinetes de Física de los Institutos, sobre todo las Bobinas de Ruhmkorff o las botellas de Leyden.
La mayoría de este instrumental procede de casas suministradoras muy notables que mantenían relaciones comerciales internacionales.
En el Instituto se conservaron cuidadosamente los catálogos que proporcionaban para la venta a distancia y que nos han servido para identificar y conocer muchos de los aparatos. Mediante estos catálogos los profesores iban adquiriendo ordenadamente, cada año, nuevos aparatos; al recibirlos, señalaban en él, con un número o una cruz, el grabado que representa el instrumento adquirido.

-Las empresas donde fueron adquiridos los materiales del Gabinete fueron:

  • Max Kohl (Chemnitz, Alemania),
  • Les Fils D’Emile Deyrolle (París, Francia),
  • J.Salleron du Jardin, (París, Francia),
  • Fra. Watking. London.
  • Negretti and Zambra
  • Pixii. París
  • H. Barrow. Londres.
  • Sociedad enológica del Penedés
  • Jodrá Estevez. Madrid
  • Esteva Marata . Barcelona

-Algunas referencias de los fabricantes:

A.- Max Kohl, Chemnitz: Muchos de los aparatos del instituto llevan grabada la siguiente inscripción: Max Kohl, Chemnitz. Se refiere a la empresa que los fabricó y atendió las peticiones del Instituto. La empresa era utilizada por científicos de toda Europa y esto les permitía ir perfeccionando los aparatos y fabricando cada vez más modelos. Vendía al mundo entero y sus talleres en 1900 alcanzaban más de 6.500 metros cuadrados. (Max Kohl. Catálogo:
Appareils de Physique. nº 22, abril de 1905).
Su representante en España era Teresa Quesada, viuda de Aramburu con dirección en calle Príncipe 12, Madrid. Empresa muy destacada que recibió todo tipo de condecoraciones en las exposiciones de su época: en el año 1893 le conceden dos distinciones en Chicago; en 1897 consigue medalla de oro en Leipzig ; en 1900, medalla de oro en la Exposición Universal de París; en 1903, diploma y medalla de oro en Aussig y en 1904 medalla de oro en Atenas .
Los pedidos se hacían directamente a Max Kohl. Todos los gastos de embalaje y de transporte corrían a cargo del comprador, pero la empresa tenía acuerdos con transportistas y agentes de aduana para que facilitaran las adquisiciones. Se pagaba través del Banco de España por medio de transferencias.
Instaladores para laboratorios de Física asesoraban a los profesores encargados y les hacían proyectos de laboratorios pensados y estudiados previamente. Para las ciudades pequeñas, ofrecían la instalación de una central eléctrica para que se pudieran construir laboratorios en las escuelas rurales. Fabricaron los aparatos que marcaba la ley, y aunque
se los imitaban empresas poco escrupulosas, los suyos eran los mejores porque estaban hechos con “muchos cuidados”, según dicen los catálogos.
Trabajaron para liceos, colegios, escuelas profesionales, Universidades, Escuelas industriales, Escuelas de Veterinaria y de Ingenieros de Montes. Sirvieron a los colegios, liceos, laboratorios oficiales del Ministerio de Agricultura suizos.
Trabajaron para liceos rusos y americanos. Para las regiones de Galicia, Bohemia, Luxemburgo, Moravia, Bélgica, Finlandia, Italia, Holanda, Austria y Alemania. (Max Kohl. Catálogo: Appareils de Physique. nº 22, abril de 1905).

B.- Les fils d´ Emil Deyrolle: Esta empresa fue proveedora del gabinete de Física en tiempos más recientes, primer tercio del siglo XX. La casa había sido fundada en 1831. Instalada en París y especializada en la construcción de materiales de laboratorios de Ciencia y de Industria. Atendía peticiones del mundo entero. Los pedidos podían hacerse en francés, inglés, español o portugués, lo que nos demuestra el amplio mercado que abarcaban. ofrecían todo tipo de aparatos y demostraciones. Editaban catálogos de Física, de Instrumentos de Historia Natural, de Anatomía humana y comparada, de Zoología, también catálogos de proyectores, de Mineralogía, Geología y Tecnología.(Les fils d´ Emil Deyrolle: Material de Laboratoire. París 1930. Rue du Bac. 820 figuras).

C.- J. Salleron Jules Salleron (1829-1897) : creó una sociedad especializada en la construcción de instrumentos de precisión en París (Rue du pont Lodi, 1) en 1855. Inventó su primer alambique, el acetímetro, y su famoso ebullómetro, aún utilizado en nuestros días. En octubre de 1860, la sociedad se trasladó al barrio de Marais (rue Pavée, 24) en donde permaneció durante más de un siglo. Casualmente esta última dirección había sido, en 1658, la residencia del presidente del Parlamento de París, G. de Lamoignon. En la actualidad aloja la Biblioteca Histórica de la ciudad de París.
El catálogo, utilizado en el Instituto contiene un gran número de grabados de aparatos, que los profesores señalan con una cruz una vez adquiridos. Es un catálogo – Guía que va indicando y explicando todas las experiencias necesarias para el desarrollo de las clases. Muchos libros de texto utilizan sus grabados y su contenido como fuente información.
(J. Salleron : Notice sur les instruments de précision construits , constructeur d ´instruments de précision apliqués aux arts, aux sciencies et a l´industrie. Troisieme et
quatrieme parties: Pensanteur, Hudrostátique, Calorique, Mecanique. París 24, Rue
Pavée au Marais. 1864).

D.- Laboratoires Dujardin – SalleroHacia 1880, Jules Dujardin (1857-1947) : se incorpora a la sociedad de J. Salleron. Autor de numerosas reseñas e investigaciones, toma la sucesión de la empresa en 1889 y asocia su nombre al de
Salleron para constituir la nueva sociedad “Établissements Dujardin-Salleron”. Dedicada sobre todo a la fabricación de
aerómetros, densímetros y material para laboratorios de vino. Tres generaciones de Dujardin se suceden hasta 1987.
El laboratorio de Química se sirvió de esta empresa para la compra de los areómetros, densímetros, ebullómetros que se han conservado en el Instituto y están presente en la exposición permanente.

E.- Negretti y Zambra: Empresa especializada en aparatos de óptica, instrumentos de Física, de aparatos de fotografía e intrumentos meteorológicos. Establecida en Londres desde antes de 1850. El Gabinete de Física adquirió en Londres aparatos de meteorología y se conserva un buen catálogo de 1869.

F.-Pixii et fils. París De este fabricante procede de la actual colección el Dilatómetro.

G.- Fra. Watkins. London: La mejor máquina de hacer el vacío del laboratorio lleva esta firma que no hemos podido localizar. Sólo podemos decir que Fra. Watkins es el creador de un telescopio solar en el s. XVIII.

H.- Esteva Marata: Es la empresa plenamente española en la que se comienzan a adquirir aparatos ya en el siglo XX. Estaba establecida en Barcelona, en la Ronda de la Universidad. Especializada en trasmisores y receptores de todas las potencias y sistemas para telegrafía y telefonía sin hilo, diapositivas y aparatos de proyección. Llegó a ser la Casa proveedora del Ministerio de Instrucción Pública de la Mancomunidad de Cataluña, de la Diputación y del Ayuntamiento de Barcelona así como de los Institutos, Escuelas Normales, Escuelas especiales y principales comunidades religiosas del resto de España.
Producía material pedagógico y alquilaba materiales para conferencias con proyecciones. Era concesionario exclusivo para “Material Montessori” en España y Portugal. En esta empresa adquirió el Instituto el material audiovisual para las clases: proyectores, las primeras diapositivas de Historia del Arte, de Historia Natural.

I.- Sociedad Enológica de Penadés: Ofrecía material para laboratorios enológicos junto con la nomenclatura por orden alfabético de los aparatos de precisión y utensilios auxiliares usados en los análisis de Vinos, Mostos, Mistelas, Alcoholes, Tártaros y Vinagres. En general son aparatos de Química enológica adaptados a los ejercicios de análisis de vinos.
Esta sociedad, a través de su Sucursal en Jerez y a partir de su catálogo, sirvió al Laboratorio de Química del Instituto todo el material necesario para su funcionamiento: pipetas, buretas, sifones, vasos de Wolf… Isidro Campllonch y Romeo: Sociedad Enológica del Penadés S.A. SEPSA. Aparatos de Química Enológica. Villafranca de Penedés. Rambla de San Francisco 15. Sucursales en Reus, Arrabal alto de Jesús, 29, Jerez de la Frontera, Bodegas 18 y en Criptana, Marqués de Mudela 4.)

J.- Jodrá Estevez S.A.: Productos químicos. Aparatos diversos para análisis. Príncipe 7. Madrid. Catálogo. Nº 60.

K.- Sogeresa. Material pedagógico. Madrid. S. XX. Especializada en aparatos de Precisión. Balanza. Densímetros.

L.- Cultura pedagógica. Madrid. Del s. XX.

5. Las compras de aparatos según las Memorias del Instituto

1862 : Se realizaron muchas compras.
1874–1875: Se adquirieron 30 máquinas. Entre ellas, una máquina neumática, termómetros, barómetros , una poderosa bobina Ruhmkorf y un microscopio binocular de Nachet.
1879–1880. El ministerio permite los derechos académicos se inviertan en material científico. Se hicieron muchas compras. Magnífica bobina Ruhmkorf, procedente de los talleres del inventor. Todo lo comprado este año fue fabricado expresamente para el Instituto.
1882–1883. De los talleres de Ruhmkorf una máquina de Atwood, una máquina eléctrica de Carré, manipuladores y receptores de Breguet y Morse. Se emplea mucho tiempo en la fabricación de las máquinas. Están esperando que
terminen el Barómetro magistral.
1883–1884. Microscopio solar. El Barómetro Fortín magistral de Torres, construido expresamente por el Instituto.
1885–1886. Se adquieren más de 200 aparatos. Los patronos se han quedado con parte del Gabinete.
1904– 1905 Nuevos ingresos para la aplicación de las nuevas leyes permiten la renovación de los aparatos. 3. 500 pesetas cuyo ingreso se hizo en dos años. (Relación de aparatos del instituto, según años de compra. Inventarios de Física y de Química de los años 1861, 1877, 1878).
La mayoría de los objetos se compraron antes de 1850. Ponen 1861 porque es la fecha del inventario del que se ha tomado. De estos primeros no se recogió su precio en las memorias.
Hay otro inventario en 1877 donde se repiten la mayoría de 1861 incluido en el de 1861 y otro de 1878.

CATEDRÁTICOS, PROFESORES Y ALUMNOS

1. Catedráticos y profesores

Desde la fundación del Instituto en 1838 estuvieron al frente de la asignatura de Física una serie de profesores, catedráticos de Física, que relacionamos a continuación destacando lo más significativo de cada uno. Nuestra relación la interrumpimos en 1950 cuando calculamos que dejaron de utilizarse los aparatos del gabinete. Son los siguientes:

Juan Chavarri. Ejerce en el instituto desde 1838 hasta1845.Se trasladó con destino a la Universidad de Madrid, donde fue catedrático de Física y decano de la Facultad de Ciencias. En el Museo de Historia Natural de Madrid fue director en la Sección de Mineralogía desde 1854 hasta 1877, fecha de su muerte. Autor de un libro de texto de Física junto con Venancio González Valledor, publicado en 1856. De 478 páginas, de las que 300 son de Física, y con cuatro desplegables con grabados al final. Los dos eran catedráticos de la Universidad Central.

Fernando Sánchez y Rivera. Desde 1845 hasta 1848. Cesó por renuncia.

Antonio Suárez. De 1848 hasta 1850. Se marcha al Instituto de Valencia.

Gonzalo Quintero y Rodríguez. Desde 1850 hasta 1861. Fue secretario del Instituto en la década de 1850 a 1860. Se va por traslado al Instituto de Noviciado de Madrid (Instituto Lope de Vega) en 1861. También fue vocal de la Junta de Agricultura y vocal de la comisión organizadora de la Exposición de la Sociedad Económica Jerezana de 1858. Fue gran admirador de la Fotografía y con varias fotografías. De él sabemos que era socio de la Sociedad Económica Jerezana desde el 10 de Febrero de 1853. (Caballero Ragel, Jesús: Exposiciones y artistas en el Jerez del siglo XIX: las exposiciones de la sociedad económica jerezana en www.cehj.org). Queda su recuerdo en el instituto porque hizo una donación consistente en una colección de rocas al gabinete de Historia Natural que en aquellos momentos estaba en la plenitud de su formación.

-Bonifacio Velasco y Pano. Catedrático desde 1861 hasta 1863. Se marcha como catedrático a la Facultad de Farmacia de Granada.

Esteban González de Arce. Desde 1861 hasta 1896. Cesó por fallecimiento. Desempeñó un importante papel en la conservación y renovación del Gabinete de Física y del Laboratorio de Química.

Sebastián Carrasco Gil. Sólo estuvo un curso, 1896–1897.

Enrique Iglesias Ejarque. Pasó al Instituto de Jaén en 1902.

-José Miró Mateos es profesor en 1904.

-Arturo Beleña y Porto. Desde 1904 hasta 1905. Pasó, por traslado, al Instituto de Jaén.

Julio Monzón González. Desde 1905 hasta 1914. Pasó al Instituto de Sevilla. Autor del libro de texto vigente en sus clases donde se muestra seguidor de ideas de la Institución Libre de Enseñanza en la Metodología.

-Vicente Martínez Gámez. Aunque catedrático de Ciencias Naturales fue profesor de Física en 1916–1917. Lo tratamos en el Gabinete de Historia Natural.

Eduardo García Rodeja (1916–1920). Cesó por traslado al Instituto de Málaga, donde sería el profesor de Severo Ochoa. Por una carta del premio Nóbel a su profesor podemos hacernos idea de cómo ejercía su profesión: “¿Qué valor pueden tener los conocimientos que usted me transmitió? Incalculable, y añada usted a ello el estímulo de su entusiasmo que tan fascinadora y atractiva hizo para mí la Química…”. “Sabe usted muy bien cuán pocos son los maestros capaces no sólo de enseñar bien, sino, y esto vale quizá más, de hacerlo con tal entusiasmo, dedicación y ejemplaridad que excitan la imaginación y el interés de sus alumnos, hasta el punto de convertir sus estudios y trabajos en un verdadero placer…” “Que tenga usted muchos años para seguir haciendo a otros jóvenes el bien que a mí me hizo” Pag.472, 473. Eduardo García Rodeja: Severo Ochoa, Premio Nobel. Ministerio de Educación y Ciencia. Prontuario del profesor. Cátedra 1960 – 1961.

Alberto Espinosa Jiménez (1917–1931). Cesó por jubilación. Este profesor tuvo la oportunidad de dirigir a los alumnos en las primeras excursiones de Física que se hicieron en el Instituto. Visitaron el Hospital de la Marina de San Carlos y al Observatorio Astronómico, donde estudiaron la telegrafía sin hilos, los sismógrafos y la sala de observaciones del cielo. Para esta excursión el Estado libró mil pesetas ( Memorias del curso 1921 – 1922). En el curso 1924–25 con las 3.700 pesetas que libró el Estado para excursiones fue este profesor con sus alumnos de 5º y 6º a la Estación sericícola del Puerto de Santa María y a la Fábrica de envases de hojalata y de cromolitografía también del el Puerto de Santa María. Lo destacamos aquí por lo novedosas que resultan estas actividades dentro de la asignatura. A las demostraciones que se hacían en la cátedra a partir de estas fechas se hará común la salida del centro para comprobar en la realidad la aplicación de los principios de la Física.

Francisco Germá y Alsina. Profesor auxiliar de Ciencias para Física y Química y para Historia natural y Agricultura. Desde 1915 hasta 1931.Ingeniero Industrial. Fue alcalde de 1931 a 1933 y en 1936.Organizó y dio dos cursos de Enología en 1921 y 1922 que tuvieron un gran éxito no solo entre los alumnos sino también entre la población de la
provincia que se trasladó hasta Jerez para seguir estas enseñanzas tan novedosas y prácticas para Jerez. Las Memorias del Instituto de estos años valoran mucho esta actividad que gratuitamente llevó a cabo el Instituto y Don Francisco Germá y Alsina.

Ángel Luelmo Alonso. Catedrático desde 1940. Fue director e interventor del Instituto. También fue director más tarde del “Padre Isla” de León hasta 1960.

Marceliano Rafael Pardo Casa. Catedrático desde 1954 y director del Instituto.

2. Alumnos del Instituto que han destacado en estas materias

En estas aulas se formaron hombres llamados a escribir páginas gloriosas en la Historia de la ciencia española como son:

Manuel Lora Tamayo. Nació en Jerez de la Frontera en 1904. Falleció en Madrid en 2002.
“Tengo presentes los gabinetes de Física, muy completos para experiencias de cátedra o los de Historia Natural, en los que aprendimos una anatomía no superada después. Por allí desfilaron, oficiales o colegiados, entre otros que recuerde el geómetra Pedro Pineda, del que años más tarde fui colega en la Facultad de Ciencias de Madrid, el ingeniero de caminos y profesor de la Escuela Pedro Manuel González Quijano, mi vecino de sillón en la Real Academia de Ciencias el ingeniero Eduardo Ángulo, cofundador de la Empresa Nacional Calvo Sotelo de lubricantes, de la que fue director general y presidente, el jesuita Joaquín Peñuela, especialista en lenguas semíticas”. Manuel Lora Tamayo: ABC. Tribuna Abierta. 10 –7–1988.
Admiró siempre el Instituto de Jerez, donde estudió, y tuvo un gran respeto por sus profesores; así lo decía y expresaba en sus conferencias y artículos.
Doctor en Ciencias Químicas (1930) y en Farmacia (1933). Como pensionado de la Junta para Ampliación de Estudios trabajó en el Instituto de Química Biológica de la Facultad de Medicina de Estrasburgo. En mayo de 1933 obtuvo la cátedra de Química Orgánica, que desempeñó sucesivamente en Cádiz (1933), Sevilla (1935) y Madrid (1942). Ocupó el puesto de Vicerrector en las Universidades de Sevilla (1942) y de Madrid (1945). Tras su traslado a Madrid, incrementó su colaboración con el CSIC en los campos de la química orgánica y la documentación científica.

En la década de los 50 tuvo responsabilidades en las principales instituciones españolas dedicadas a la investigación: Vocal de la Junta de Energía Nuclear (1951), y Presidente de la recién creada Comisión Asesora de Investigación científica y Técnica (1958); estuvo al frente del Ministerio de Educación (1962-68).
Posteriormente, ocupó diversos puestos en instituciones científicas: Presidente efectivo del CSIC (1967-1971), del Instituto de España (1972-1978) y de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (1970-1985). Fue miembro del Consejo del Reino (1972), institución de la que llegó a ocupar su Vicepresidencia (1974), y Procurador en Cortes entre 1962 y 1975.
Es autor de un elevado número de publicaciones científicas. Estaba en posesión de las principales condecoraciones españolas y de varias extranjeras (Gran Cruz de Instrucción Pública de Portugal, del Mérito Civil de Alemania, de San Gregorio del Vaticano y la de Gran Oficial de la Orden Nacional del Mérito de Francia). Era miembro de más de veinte corporaciones académicas entre las que destacan: la de Ciencias de Heilderberg, la Nacional de Medicina de París, las Academias Nacionales de Ciencias de Italia y Holanda y la Pontificia Academia de las Ciencias. Era doctor honoris causa por la Universidad de París (1961), la UNED y el Instituto Químico de Sarriá.

Antonio Castilla López (1886 – 1965). Ingeniero industrial. Técnico en telegrafía sin hilos. Radiotelegrafista. Pionero de la radiodifusión. Trabajó en los Estados Unidos en los laboratorios del físico De Forest. En Estados Unidos obtiene el título de Ingeniero en Radioelectricidad. Fabricante de equipos transmisores receptores de radio.

Juan Comba García, fotógrafo. Nació en Jerez de la Frontera en 1852. Estudió en la Escuela Superior de pintura de San Fernando. Amigo de Eduardo Rosales quien lo introdujo en la Ilustración Española y Americana en 1872. Fue el más brillante y celebrado ilustrador de la prensa gráfica ESPAÑOLA. Desde 1880 comenzó a realizar fotografías como soporte y auxilio de sus ilustraciones. Con una máquina adquirida en Alemania hizo pruebas sobre madera de boj. Comba fue el primer reportero gráfico y el más fiel cronista gráfico de la Restauración. Murió en Madrid en 1924. (López Mondéjar, Publio: Las Fuentes de la Memoria. Fotografía y Sociedad en la España del siglo XIX. Lunwerg Editores. Madrid, 1874).

Pedro Pineda Gutiérrez, (1891-1983). Nació en el Puerto de Santa María, el 2 de diciembre de 1891. Ingreso en 1901, Examen de Estado el 16 Jun 1908. Geómetra, catedrático de la Facultad de Ciencias de Madrid. Estudió ingeniería. Doctor en Ciencias Exactas. Catedrático de Geometría Diferencial y de Geometría y Trigonometría de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid y, anteriormente por oposición, de Geometría Descriptiva de la de Zaragoza. Autor de interesantes trabajos y publicaciones sobre diferentes puntos de la matemática, uno de ellos titulado «Estudio de la Colineación compleja en el plano y representación real de la misma», premiada por la Academia en el concurso ordinario de 1924.

Pedro Miguel González Quijano,1870 – 1958, ingeniero de caminos y profesor de la escuela de Ingeniero de Caminos. Académico de la Real Academia de Ciencias. Pantano de Guadalcacín. Pedro Miguel González Quijano y Díaz Quijano: Eminente ingeniero y matemático, nació en Jerez en 1870 y murió en Madrid en 1958. Entre sus proyectos se encuentra la dirección de obras del pantano de Guadalcacín, que recibió el Premio a la Construcción en 1919. Son también muy valorados los sifones realizados en la Junta de los Ríos.
Inspector general del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.- Profesor de Hidráulica y de Hidrología en la Escuela del mismo Cuerpo.- Ex Director del Pantano de Guadalcacín.- Delegado de España en la World Power Conference.- Corresponsal que fue de esta Academia, de la Academia de Ciencias de Zaragoza y del Instituto de Coimbra.- Autor de las obras «El problema del agua», Hidrológica general agrícola», «Política hidráulica» y «Repoblación forestal» y de otros trabajos científicos, alguno favora-blemente informado por esta Academia.- Presidente de la Sección de Exactas.

-Eduardo Angulo, cofundador de la empresa nacional Calvo Sotelo de lubricantes. Director general y presidente. Autor de numerosos estudios de su especialidad.

-José Demaría Vázquez: Fotógrafo y empresario de cine, fue considerado como uno de los grandes de la fotografía española hasta su muerte en Madrid en 1975. El homenajeado fue también un destacado empresario y propietario de una de las cadenas cinematográficas más importantes hasta su muerte.

LOS LIBROS DE TEXTO DE FÍSICA Y QUÍMICA

A partir del análisis de los libros de texto de Física del siglo XIX hemos obtenido estas conclusiones:
A) Estos libros de texto presentan una novedad de la que carecen los demás libros de texto de Bachillerato. Consiste en la utilización, como recurso didáctico, de numerosos grabados que representan aparatos y escenificaciones de experiencias. De este modo logran sustituir la falta de aparatos de un determinado tema por medio de ilustraciones
que aparecen descrita pormenorizadamente y expresan también la forma de seguir la experiencia. Como el grabado es de gran valor para el aprendizaje, en la presentación del libro no se olvidan de indicar el número de grabados que tiene. El texto se estima más si son numerosos y lógicamente se valora más. No sabemos si a partir de los libros de texto los fabricantes producían los aparatos o si son los fabricantes quiénes los fabrican antes y de este modo las pasan a formar parte de los programas.
B) Muchos libros son auténticos catálogos de las experiencias ordenadas por temas para desarrollar en clase.
C) Presentan así una doble finalidad. Por un lado es el libro que han de seguir los estudiantes. Por otro al profesor para preparar las experiencias que el programa de la asignatura exige.
D) Como los demás libros del bachillerato están hechos por catedráticos de Instituto normalmente para sus propios alumnos y quedan sólo en una difusión local, pero hay muchos libros que alcanzaron difusión nacional, sobre todo, los que se publican en Madrid o en las capitales de los distritos universitarios.
E) Los libros de Física son los que alcanzan mayor volumen entre los demás libros del Bachillerato.
F) De gran importancia, al menos para España, son los libros de texto de Francia que se convierten en el modelo de los libros españoles. De ellos surgió todo lo relacionado con estas materias: el gabinete, los aparatos, los grabados, las ideas didácticas. Encontramos en el texto que A. Ganot editó en 1872 decía: ”Yo describo, el estudiante absorbe”. Con
pocas palabras da a entender todo cuanto se proponía en su obra».

Exponemos a continuación por orden cronológico de publicación la relación de libros de texto que hemos trabajado para la composición, comentarios e identificación de los aparatos que aparecen en el catálogo:

  • Ignacio de Lexarcegui (traductor del francés, revisor de la obra, autor de los grabados) de M. Julia-Fontenelle: Manual de Física divertida. Manual de Física o Nuevas recreaciones físicas. Zaragoza, imprenta de Polo y Monge, Hermanos. 1852
  • A. Ganot: Traité Elementaire de Phisique experimentale et appliquée y de meteorología. Publicada por el autor. En París en 1853. 2ª Edición.
  • Daguin, P.A.: Traité de Phisique Teorique et Experimentale. Ed. Dezobry, E. Magdeleine. París, 1861. 2ª Edición. Cuatro tomos.
  • Manuel Fernández de Fígares: Manual de Física y Nociones de Química. Granada. Librería de los señores, viuda e hijos de Zamora. Cuarta edición. 1875.
  • Bartolomé Feliú Pérez: Curso elemental de Física experimental y aplicada y nociones de química inorgánica. Valencia, imprenta de José Rus. 1876.
  • Bernardo Rodríguez Largo: La Electricidad y sus principales aplicaciones. Madrid. Establecimiento tipográfico de G. Estrada. Dr. Fourquet, 7. Madrid 1881.
  • José Soler y Sánchez: Curso Elemental de Física. Estabecimiento tipográfico Vicente Botella. Alicante, 1886. Dedicado por el autor al catedrático del Instituto D. Esteban González de Arce. Con 585 grabados y una lámina en cromo.
  • Rodrigo Sanjurjo: Elementos de Física Experimental. Madrid. Vda. de Hernando. C/ Arenal, 11. 1892.
  • Marcolaín Sanjuán, R. Pedro: Elementos de Física Moderna Moderna. Zaragoza, Impresor Emilio Casaña.
  • Lozano y Ponce de León: Elementos de Física General. Madrid. 1904.
  • A. Ganot: Tratado Elemental de Física experimental y aplicada y nociones de meteorología y climatología, seguido de una colección de problemas con sus soluciones, con 1139 grabados intercalados en el texto. Decimocuarta edición española, revisada por Eugenio Guillart. Madrid. Librería editorial de Baillo –Bailliere e hijos. Madrid. Plaza de Sta. Ana 10. 1905.
  • Julio Monzón González: Guía de la Enseñanza de la Física. Salamanca, Andrés Iglesias impresor, Rua García Barrado, 48. 1907.
  • Marcolaín Sanjuán, R.: Curso elemental de Física. Ilustrado con más de 1000 grabados de los mejores artistas y redactado con arreglo a los últimos puntos de vista científicos. Zaragoza,1900 Tipografía La Académica. 929 páginas.
  • Marcolaín Sanjuán: Química Moderna. Tipografía “ La Editorial”, Coso, 86. 1914

Algunos comentarios sobre los libros de texto más utilizados en este trabajo:

  • A. Ganot: Traité Elementaire de Phisique experimentale et appliquée y de meteorología. Con 431 grabados en madera. Para el uso de los Establecimientos de instrucción, para los aspirantes a grado de las facultades y en diversas escuelas del gobierno. Ganot es catedrático de Matemáticas y de Física . Publicada por el autor. En París en 1853. 2ª Edición.
  • Bartolomé Feliú Pérez: Curso elemental de Física experimental y aplicada y nociones de química inorgánica. Valencia, imprenta de José Rus. 1876. Es uno de los primeros libros de texto para los institutos pues hasta entonces se había recurrido a libros extranjeros. El autor es catedrático de Física y Química del Instituto de Toledo. La primera edición del libro se había hecho dos años antes en forma de lecciones de Física y Química como las que el autor impartía a susm alumnos. El éxito del primer trabajo le anima a hacer el libro de texto dos años después. Contiene 400 grabados que hizo E.Perot como dibujante y como grabador. También utiliza grabados de Marichal, E. Alves, Dulos y Gerardo Roig. Divide la Física en seis libros, divididos estos a su vez en
    secciones. Al final presenta un índice alfabético de las materias tratadas.
  • E. Lozano: Física. Desarrolla las prácticas para los profesores. Resulta un libro para estudiar la materia y resolver las prácticas más usuales en las clases.
  • Manuel Fernández de Fígares: Manual de Física y Nociones de Química. Granada. Librería de los señores, viuda e hijos de Zamora. Cuarta edición. 1875. Libro aceptado por el Ministerio como oficial de texto. El autor es catedrático y decano de la Universidad de Granada y socio correspondiente del Instituto de Coimbra. Incluye 373 grabados intercalados en el texto. Reeditado numerosas veces. Hemos trabajado con un libro de la cuarta edición. Se imprimió en la Librería de los Sres. Viuda e hijos de Zamora. El libro está firmado por el autor.
    Dedican gran parte del texto a la Física, y la Química queda menos desarrollada que hoy. Sólo se conocían 61 elementos de la tabla periódica divididos en metaloides y metales. Los libros siguen un orden parecido a los actuales pero con menos extensión. No tienen fórmulas matemáticas y, si las hay se presentan sin demostración (memorístico).

Los libros de texto de Física y Química utilizados fueron:

  • Bartolomé Feliú Pérez: Curso elemental de Física experimental y aplicada y nociones de química inorgánica. Valencia, imprenta de José Rus. 1876. Es el libro de texto de 1878 a 1879.
  • Rico Santisteban: texto desde 1881 hasta 1885.
  • Márquez Chaparro: Física y Química. Desde 1888 a 1897.
  • Monzón González, Julio: Guía de la Enseñanza de la Física. Salamanca, 1907-1914.